miércoles, 14 de marzo de 2012

quietud

Hoy he descubierto el sentido de la palabra armonía.
Un reducido espacio de hierba me ha permitido sentarme y contemplar, ante mí, un pequeño lago, que gritaba quietud y humedad. Sus aguas verdecían acurrucadas bajo un manto de helechos y árboles de los cuales, muy de vez en cuando, caía alguna gota de rocío, sin duda ansiosa por reunirse con las aguas de las que alguna vez ya formaron parte. He descubierto perfección geométrica sin artefactos de precisión, simplemente  en las ondas provocadas por el impacto que las gotas provocaban en la superficie, y me he  maravillado de cómo llegaban hasta la mismísima vera,  a mis pies, a decirme que todo fluye, que ha sido así desde el inicio y así seguirá cuando haya desaparecido.
El zumbido de los insectos y el canto de los pájaros aderezaban una estampa que ya de por sí no necesitaba añadidos, mas dicha sintonía daba al conjunto un tono de quietud que provocaba  el cerrar soporífero de los párpados, los cuales, y quizá por primera vez, percibían el anaranjado calor del sol que se filtraba por entre las copas de los árboles.
Deleitado y agradecido por haber podido haber sido plasmado en el perfecto cuadro de un artista exquisito, me he despedido acariciando el musgo de las grises piedras, las cuales me han devuelto su fresca y tersa amistad.

Una vez en pié, he salido de mi habitación y me he dado una ducha, convencido que cualquier universo en el cual queramos vivir está ya diseñado en nuestra alma.

2 comentarios:

  1. Me parece precioso...

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  2. Gracias. Me alegro que te haya gustado. Son sólo pensamientos... nada más...ni nada menos!!!

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