jueves, 15 de marzo de 2012

El pétalo

Es tanta mi tristeza que, sosteniendo el pétalo de una rosa en la palma de mi mano, traspiró ésta mi desgracia en un suspiro , y volatilizó su encarnada vida en cenicientos jirones negros.
Volando al viento, el pétalo se deshizo, como una bandada de cuervos que se alejan enfermos.

Es tanta, decía, mi muerte, que al mirarme el espejo, me responde grotesco,desde su pátina, aquél que fué el vivo, quien cobijó de ilusiones algún que otro latido ¿quizá fuí nunca joven?,
Quien alguna vez respiró aire fresco, y exhala ahora una brisa -que no es más que un llanto podrido- jamás debió haber vivido.
Es tanto, tanto todo ello, que sólo espero que mi suerte sea tal ; que una mortaja piadosa  arrebate de mi cuerpo mi esencia, y me pague, de igual manera, con el fin que le dí yo, sin quererlo, a aquél rojo pétalo .

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